viernes, 23 de noviembre de 2012

Vuelve.


Vuelve.

No estaba preparada para encontrarte y con las mismas perderte;
decirle adiós a todas las promesas
que ya nunca podré prometerte
y mucho menos cumplirte.
¡Vuelve!,
 lo grité día tras día desde que te conocí
pero tú nunca volviste
y los hoteles me miran desahuciándome
con sus camas que miden más kilómetros
que los que ahora nos separan.

¡Quédate!,
grité cada noche que lloré tu ausencia,
y no bastó para que entonces te quedaras.
Supongo que todas las almas libres
que hoy están aquí y mañana allí,
como yo,
tienen una Maga clavada en el alma,
Cortázar, tú entiendes de lo que hablo,
que puede haber muchas como ella
pero ninguna serán ella
y siempre quedará su espacio en la cama,
que ni un mate bien cargado rehabilitará un corazón herido
por una mujer que te curó el alma,
y abrió más heridas de las que cerró.

Allá donde estés,
allá donde dispares palabras cargadas de futuro,
sé que inundarás de vicio y de rosas más bocas que la mía.
vuelve,
quédate,
despiértame con flores en la ventana
y deja que las ciudades sigan su curso,
mientras tú y yo nos quedamos en la cama,
olvidándonos a la vez que nos amamos.

Creo que no hay más vida que ésta,
que la que me hubiera gustado regalarte,
ni más tiempos verbales que el ‘ahora’
que te espera en presente continuo.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Voy a hacerte feliz.


Voy a hacerte feliz.

Voy a soltar los cabos de esta historia,
amarrar las agujas al reloj
para que no pasen las horas a tu lado;
voy a rescatar los besos que nos dimos del pasado
para tumbarlos en mi cama y abrazarlos
al compás de tus caderas resonando contra
el muelle del colchón.
Voy a sacudirme la memoria
hasta que te encuentre en ella
y hacer de tu imagen
el negro que veo cuando cierro los ojos;
voy a destrozar las carreteras
recorriendo los kilómetros que me alejan de ti.
Voy a saltar con las manos en alto
para tocar el cielo y atraparte
porque sé que estás allí,
en cada azul que se dibuja
entre las nubes cuando está nublado,
en cada gota de lluvia que son tus lágrimas
regándome el dolor que tengo
provocado por la mala suerte de
no haber podido elegir
el separarme de tu mano como hice.

Voy a prometerte las promesas
que no se cumplen y
a cumplirte los deseos
que se piden en los cumpleaños
o en cada estrella fugaz
que pasa desapercibida.
Voy a repetirte que te quiero
hasta que pueda volver a tocarte
y demostrarte que no existen verdades
salvo ésta,
que desde que te he conocido
tengo amor por los costados
para darte.

Voy a complicarte la vida
haciéndote feliz
el resto de la vida que me queda.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Deja que vuelva.


Deja que vuelva.

Te llevaste la poesía,
la sustituiste bien
y no me quejo,
cuando llegaba la noche
ya no tenía nostalgia
ni ganas de coger el folio
pues tú te aparecías entre las sombras
cruzando la puerta del cuarto
con vistas a tu cuerpo,
o al cielo,
que viene a ser lo mismo,
y quitabas ese lápiz de mis manos
para ponerlo sobre la mesa,
y a mis dedos sobre tu cintura.

¡Ay, pobre poesía,
qué bien entiendo ahora a Bécquer
cuando decía que era ella,
y ahora ella eres tú!

Si tuviera que narrarte,
no podría,
las palabras huyeron de mis labios
para habitar entre tus besos,
que ya no versos.

Sólo me queda una cosa que decirte
ahora que cuando cruzo esa puerta
no da a tu cuerpo,
sino al olvido:
La distancia es sólo un punto de fuga
por donde se escapa el tiempo
que queda para volver a verte,
pero por favor,
deja que vuelva la poesía,
que mientras te echo de menos
no sé con qué entretenerme.